Oda a la edad - Pablo Neruda


Oda a la edad
(Pablo Neruda)

Yo no creo en la edad.

Todos los viejos 
llevan
en los ojos 
un niño, 
y los niños 
a veces 
nos observan
como ancianos profundos.

Mediremos 
la vida 
por metros o kilómetros 
o meses? 
Tanto desde que naces? 
Cuanto
debes andar 
hasta que 
como todos
en vez de caminarla por encima 
descansemos, debajo de la tierra?

Al hombre, a la mujer 
que consumaron 
acciones, bondad, fuerza,
cólera, amor, ternura, 
a los que verdaderamente 
vivos
florecieron
y en su naturaleza maduraron, 
no acerquemos nosotros 
la medida
del tiempo 
que tal vez 
es otra cosa, un manto 
mineral, un ave 
planetaria, una flor, 
otra cosa tal vez, 
pero no una medida.

Tiempo, metal 
o pájaro, flor 
de largo pecíolo, 
extiéndete
a lo largo 
de los hombres, 
florécelos
y lávalos 
con
agua
abierta
o con sol escondido. 
Te proclamo 
camino
y no mortaja, 
escala
pura 
con peldaños 
de aire, 
traje sinceramente 
renovado 
por longitudinales 
primaveras.

Ahora, 
tiempo, te enrollo, 
te deposito en mi
caja silvestre 
y me voy a pescar 
con tu hilo largo 
los peces de la aurora!